¿Cómo me imagino Canadá? | Un Viaje Montañero 

Es el Eje Cafetero montaña verde y verano, salpicado de lloviznas, rodeado de naranjos, con robustas plataneras combinadas con cacao y en el aire el aroma de un cafecito colado.

Caficultores, comerciantes, tostadores y andariegos, conforman este prestigioso Comité de Cafeteros que es una gran empresa pujante, para todo colombiano que lo adopta como emblema, para demostrar al mundo su calidad que es reserva de exportación y en todo el mundo anhelado. Es quien cultiva los cafetales, merecedor del aplauso, por conservar este grano y saberlo procesar. Por eso ha sido premiado con un viaje bien logrado, para enseñar a otros pueblos de su cata y de su arado.  

Ya el campesino cosecha los frutos rojos cantando, avistando avecillas que pasan por ahí volando y en su memoria circunda la invitación que le hicieron, conocer Canadá, sus ciudades y su hacienda, llena de lagos y montes, imagina las palmeras por las playas que rodean este inmenso territorio bañado por tres océanos: Ártico, Pacífico y Atlántico.

Tiene miedo y ansiedad porque hay que tomar el vuelo, que lo lleve hacia los pumas, bisontes, gansos, alces, caribúes. Se consuela con saber que allí lo están esperando, para realizar un tour que le muestre sus encantos.

Imagina cataratas como largas cabelleras de una anciana que calmara la pereza y la flojera; porque hay que pasar remando con tesón y verraquera, antes que Niágara llegue y le acabe la mechera.  O las rutas balleneras donde se avistan inmensas, como casas coloniales de tradición antioqueña.  Esas mismas ballenas que emigran a nuestra tierra cuando allá está nevando y vienen a procrear convirtiendo el ancho mar en un circo natural. 

Ve también en los caminos los árboles florecidos, con colores en sus hojas entre rojos y amarillos de vegetación silvestre, arces, cedro y pinos. 

Llega la noche y al compartir con su familia, quiere expresar espontáneo los sentimientos que alberga y la emoción que le ocasiona elevarse en avión conociendo tierras ajenas. Divisar otros paisajes hablando de su terruño. Cantan y aplauden para celebrar este logro tan especial y en su mochila llevar historias de Colombia a otros pueblos y ciudades.

Luego en la noche al dormir, el campesino comienza a vivir un viaje onírico que lo lleva a Ottawa – Ontario, una imponente ciudad con museos de arte, monumentos increíbles, se oye hablar a la gente en inglés, francés y uno que otro en castellano.   

También tiene curiosidad del plato llamado “poutine”, imaginando un comestible de inspiración ancestral. Se cree perdido en la ciudad donde empieza a contemplar rascacielos y avenidas. Lo desespera el hambre, cuando decide parar al pie de un gran árbol, que lo invita a un delicioso manjar llamado miel de maple, mientras llega al lugar la nieve de verano. Es arrastrado por un fuerte viento que trae consigo millones de hojas, el frío se hace cada vez más intenso y sus ojos pueden ver el deslumbrante blanco polar que le avisa estar en invierno. Ya las aves emigraron a buscar otros prados en Centroamérica y el Caribe. Y el solo puede pensar en degustar otra vez un café colombiano. Un gran oso polar ingresa en el umbral aterrorizando el campesino y él perdiendo así el estribo saca de su mochila un mamoncillo, que inmediatamente lanza con una resortera dejando inmóvil la fiera seriamente afectada. Los castores, pumas y puercoespines aplauden con emoción, mostrándole luego el camino. La carretera más larga del mundo le indica que está en Vancouver, encontrándose allí personas amistosas de todas partes del mundo invitándolo a hacer parte de una película que en aquel momento filman con inmigrantes japoneses, brasileros, africanos, italianos y él colombiano. Se aventura en la grabación en el puerto más cercano. 

Después de conocer la riqueza multicultural se queda asombrado llevando en su corazón las lecciones del hermano. Les cuenta de nuestra tierra, de los montes del paisano de cafés, de gastronomía del estudio, del ganado. Es aquí cuando despierta el montañero emocionado después de haber viajado toda la noche soñando. 

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