Por: Pablo Andrés Villegas
El mundo moderno ha sido un gran desafío para la Iglesia, pues éste ha hecho que su práctica pendule entre un liberalismo cada vez más fuerte y el conservatismo cada vez más perseguido. Los que defienden la primera línea de pensamiento y práctica desean ajustar la doctrina a los cambios que propone el mundo; por el contrario, los que defienden la segunda, se mantienen firmes en que uno solo es Cristo, una la Iglesia y, por lo tanto, una la doctrina.
Los últimos tres Papas que ha tenido la Iglesia son un reflejo de este constante pendular, Juan Pablo II, por ejemplo, tuvo un papado extenso y muy influyente, conocido por sus viajes internacionales masivos, su firme oposición al comunismo, su énfasis en la teología de la liberación (con matices), y su rol en la caída del Muro de Berlín. Su legado es muy extenso.
Por otro lado, Benedicto XVI, un verdadero doctor de la iglesia, teólogo de renombre antes de ser Papa: su pontificado se caracterizó por un retorno a la tradición, una defensa de la ortodoxia y una preocupación por el diálogo interreligioso. Renunció al papado en 2013, un evento sin precedentes en varios siglos.
Finalmente, Francisco, el primer Papa latinoamericano, su papado se caracterizó por un fuerte énfasis en la justicia social, la ecología, la misericordia y la inclusión. Ha sido innovador en su estilo pastoral, demostrando una mayor apertura a temas controversiales como el sacerdocio de hombres casados, además defensor de algunas ideas de la filosofía y la teología de la liberación.
A más de un siglo de la Rerum Novarum (1891), no sabemos si el Papa León XIV hereda este legado, pero en un contexto global completamente diferente. Mientras que León XIII se enfrentaba a la revolución industrial, León XIV se enfrenta a la globalización, al cambio climático, y a una creciente desigualdad. Nos preguntamos: ¿Cómo abordará León XIV los temas de justicia social, la defensa de los pobres y los marginados? ¿Cómo se conecta esto con la realidad actual de la iglesia que hereda de los últimos Papas? Todo esto, con el agravante del cambio climático, la globalización, las nuevas tecnologías y otros problemas actuales.
Sin embargo, resuena en nosotros el mensaje agustiniano del Papa León XIV: In Illo uno unum, “en Él, que es uno, uno somos”, y que acompaña el plan de su pontificado: “queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que trata siempre de estar cercana especialmente a los que sufren” (BBC, 8 de mayo de 2025). Es muy pronto para decir cómo será su papado, pero ojalá logre un equilibrio entre lo que es imprescindible conservar y la mano amorosa de la iglesia que es madre y entiende las necesidades de sus hijos, sin juzgar, con amor, con paciencia, con ternura; sin embargo, al mismo tiempo, con la firmeza de una madre que quiere lo mejor para sus hijos.



