Es indiscutible que la incorporación de la Inteligencia Artificial en la vida cotidiana del ser humano es irreversible. Y al igual que otras tecnologías desarrolladas en el pasado con el objetivo de mejorar y facilitar la vida productiva de las personas, su mayor tropiezo es el impacto negativo en el medio ambiente y la explotación excesiva de los recursos naturales. De hecho, la IA se enfrenta a una curiosa paradoja a nivel ambiental.
Por un lado, su tecnología implementada en estrategias y proyectos para detectar desde el espacio incendios forestales, cartografiar en tiempo real el estado de los icebergs, predecir patrones meteorológicos y sugerir sistemas más eficientes para tratar los residuos sólidos, entre muchas otras ventajas, la han convertido en una importante aliada contra el cambio climático y los desastres naturales.
Sin embargo, la construcción de estos centros de datos y la energía que usan para su funcionamiento, según análisis de la Agencia Internacional de la Energía y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), consumen grandes cantidades de agua potable y electricidad, y además, generan considerables residuos eléctricos y electrónicos, que a menudo contienen sustancias peligrosas como el mercurio y el plomo.
Regular el uso de la inteligencia artificial cuando en la actualidad está al alcance de cualquiera que posea un dispositivo de comunicación electrónico es un enorme desafío, puesto que, sistemas como Chat GPT son fácilmente descargados en dispositivos móviles y herramientas como los motores de búsqueda y la generación de imágenes y videos ya se encuentran incorporados en las aplicaciones de mensajería y redes sociales más usados a nivel mundial.
Las cifras son alarmantes. De acuerdo al portal EARTH ORG, Chat GPT emite 8.4 toneladas de CO2 por año “más del doble de las 4 toneladas emitidas anualmente por persona”. Así mismo, Jesse Dodge, científico especializado en Inteligencia Artificial, expone que para dar respuesta a 15 preguntas, Chat GPT usa alrededor de ½ litro de agua potable, y si bien parece una cifra mínima, es importante recordar que incluso antes del auge de la IA, en el mundo son constantes las campañas para concientizar a la población y a las industrias manufactureras de hacer uso responsable del agua debido a la señales de escasez producto del calentamiento global.
¿Cómo disminuir el impacto ambiental de la IA?
La IA llegó para quedarse y como usuarios podemos hacer un uso responsable de estas herramientas tecnológicas:
- Procura preguntar a CHAT GPT aquello que no encuentres en los navegadores web tradicionales como Google Chrome, Mozilla FireFox y Safari.
- Evalúa la relevancia de tu solicitud.
- Se contundente al preguntar. Evita conversar con la IA como si fuera tu psicólogo y amigo.
- Evita seguir tendencias en generación de imágenes o videos.
- No compartas contenido en redes sociales que hagan uso indiscriminado y banal de la IA.



