Por: Andrés Mateo Agudelo Duque
Cada vez que cruzamos el puente del centro, ignoramos al San Eugenio. Lo damos por hecho. A veces lo olemos, pero no lo miramos. El río de Santa Rosa no nos conecta; nos divide.
Y no tiene por qué ser así.
Medellín nos da una lección. Lo que fue una zanja contaminada hoy es el eje estructurante de su modelo urbano. Lo logró haciendo del río un parque. Un conector. Un lugar para caminar, pedalear, contemplar. Un símbolo de ciudad regenerada.
Santa Rosa no necesita copiar, pero sí puede inspirarse. El San Eugenio atraviesa el corazón urbano, toca barrios, parques, quebradas, nacimientos. Tiene el potencial de ser nuestro eje verde. Nuestro corredor de vida.
Un Parque del Río San Eugenio sería:
- Un espacio para caminar sin miedo.
- Una solución contra las inundaciones.
- Un catalizador de barrios más integrados.
- Un pulmón para una ciudad cada vez más densa y contaminada.
Esto no es un capricho ambientalista. Es una estrategia urbana, territorial y económica. Un proyecto que puede reactivar el centro histórico, reducir la segregación y mejorar la calidad de vida.
El problema no es la falta de ideas. Es la costumbre de hacer lo mismo. La excusa de que “no hay plata”. La fragmentación institucional. Pero lo que falta no es presupuesto, sino voluntad y visión.
El río está ahí. Nos observa.
¿Le devolveremos la mirada?
_______________________________________________________________________________________________________________
- Andrés Mateo Agudelo Duque
- Arquitecto con experiencia en planificación urbana y ambiental
- +57 315-575-2336
- Mateoagudelo1995@gmail.com



