El patinaje llegó a la vida del chinchinense Germán Andrés Bustamante cuando los patinadores colombianos, en los años 90, empezaban a destacarse internacionalmente como potencias.
Recuerda que ‘se enamoró a primera vista’ de esta disciplina desde la vez en la que probó unos patines a sus trece años. En aquella experiencia, y a su corta edad, vislumbró que aquel deporte sobre ruedas forjaría su destino y lo alejaría de las malas compañías que en sus años de juventud lo rodeaban. Es así, como hasta el sol de hoy, los patines siempre lo han acompañado.
Aunque el patinaje le ha otorgado a Colombia orgullosos reconocimientos, no ha sido una actividad asequible para todos aquellos que desde pequeños demuestran talento e interés por él, puesto que a nivel deportivo es una práctica costosa. El valor de un par de patines, el cambio constante pero necesario de ruedas, obligan a jóvenes promesas, provenientes de familias de escasos recursos, a migrar a otras disciplinas o abandonar por completo el deporte.
Precisamente, la situación económica de la familia de Germán Andrés estaba lejos de garantizarle acceso a todas los requerimientos técnicos que su amado deporte le exigía. Pero antes que renunciar a aquello que lo mantenía seguro y le daba un propósito de vida, Bustamante, quien se caracteriza además por su ingenio y recursividad, armaría a sus 14 años, sus propios patines, con materiales que buscó en distintas chatarrerías y ruedas de segunda que le obsequiaron en la Liga de Patinaje de Manizales.
Hasta cerca de sus 18 años, entrenó, recorrió las vías de su municipio y viajó, incluso, hasta Manizales, con el par de patines que había construído. Aún así, luego tuvo que reemplazarlos por un par de segunda “en mejores condiciones” que le permitieran competir en óptimo estado; sin embargo, estos terminaron por ocasionarle una lesión en uno de sus tobillos, puesto que los patines ideales para competir deben ser moldeados a la medida de cada patinador, lo que estaba fuera de su alcance económico.
El sueño de Germán Andrés, estaba lejos de extinguirse, por el contrario solo se modificó. Fue así, como al terminar la secundaria ingresó con convicción al SENA para formarse como Técnico Deportivo. Al graduarse inició su recorrido como entrenador de patinaje, labor que ha ejercido en distintos municipios de Caldas y Risaralda, entre ellos, Santa Rosa de Cabal, al cuál llegó hace nueve años como instructor del Club Sobre Ruedas. Bustamante hoy dirige en la ciudad de las Araucarias su propio club “Élite Pro” con el que continúa ejerciendo una de sus mayores pasiones, y en donde no solo comparte la magia de esta disciplina con los más pequeños, sino que además, hace lo posible, por ayudar a aquellos niños de bajos recursos que encuentran un refugió y futuro en el deporte.
Uno de sus más recientes orgullos, fue lograr que sus estudiantes compitieran en el Festival Panamericano de Patinaje que se llevó a cabo en Medellín los días 18 y 24 de mayo, en donde tres de sus pupilos obtuvieron preseas de ORO en sus respectivas categorías.
El patinaje seguirá siendo para Germán Andrés, su mayor refugio y pasión; y con el amor, profesionalismo y disciplina que siempre lo han caracterizaron, continuará avivando en las nuevas generaciones la llama del deporte que ha hecho de Colombia una potencia internacional.



