Por: Ramiro Antonio Osorio Jaramillo | Director Periódico EL FARO

La vida en su leve transcurrir, atada al inmanente Yin y Yang nos dejó en este agosto 2025 dos lecciones que reafirman nuestro sentido de identidad a través de árbol emblemático, que aunque exótico, engalana en docena la Plaza de Bolívar de Santa Rosa de Cabal desde hace noventa años. 

Primero vino la inspiración musical dando a “I FESTIVAL JUVENIL DE MÚSICA COLOMBIANA” el nombre de “CANTO DE ARAUCARIAS”. Esta bella denominación surge como homenaje de nuestra identidad y orgullo cultural irradiando en el contexto nacional a la Villa de Don Fermín como sede de la promoción de la música tradicional colombiana en los jóvenes, que venidos de diferentes partes del país exhibieron sus virtudes compitiendo amistosamente por el maravilloso trofeo; un pentagrama como follaje y corona de araucaria en tallo dorado. ¡Todo un éxito!

Cuatro días después el 20 de agosto los santarrosanos presenciamos con tristeza el final de la araucaria #12 ubicada frente al CAM.

La justificación y los motivos expuestos por la Oficina de Gestión del Riesgo, avalados por estudios aportados por la Secretaría de Medio Ambiente dieron como resultado la difícil decisión de derribarla. En vivo y en directo la vimos caer vencida por el paso de los años. Y llegaron con el dramático desenlace los cuestionamientos, las voces de protesta y la asignación de la culpa. Todo un coro de lamentos. Sentimientos encontrados y emociones divididas. La culpa siempre será del otro. 

Lo cierto es que estas coníferas requieren acciones de rescate biológico si aún no es tarde, o de reemplazo, obviamente por otras de la misma especie como lo anunciaron para este, el discípulo # 12.

Entre todos vamos al rescate de nuestras araucarias ancianas como las diez nonagenarias o juveniles como la de la carrera 14 con calle 13 que reemplaza a la que feneció en el incendio de La Fuente de Soda ARAUCARIAS el 3 de febrero de 1988.

Todo es posible cuando todos nos involucramos en las nobles causas de la santarrosanidad. Que la belleza y salud de las araucarias sea un propósito de cuidad.