Por: Valentina Orozco | Pedagoga y psicóloga
“El tiempo de calidad no es la ausencia de distracciones, sino la presencia de la atención”. -Mary Ainsworth
En el ritmo acelerado que se lleva en la actualidad, marcado por las diversas ocupaciones que tenemos los adultos, el pasar tiempo de calidad con los hijos puede tornarse una tarea retadora.
Sin embargo, este tiempo no requiere de lujos ni grandes inversiones: lo que realmente cuenta es la presencia plena, la atención y el afecto que se comparte. El tiempo siempre alcanza para todo; ¿por qué no darle un lugar prioritario a nuestros hijos?
Diversos estudios en el desarrollo infantil han demostrado que compartir momentos significativos con los niños y adolescentes fortalece su autoestima, fomenta habilidades sociales, mejora su regulación emocional y estimula un desarrollo cognitivo más sólido. Estos beneficios no solo marcan la infancia, sino que también influyen en la manera en que se enfrentarán a la vida adulta, con mayor seguridad y capacidad de establecer relaciones sanas.
¿Cómo ocupar ese tiempo?
Las actividades no tienen que ser complejas; lo importante es que sean auténticas y permitan conexión. Algunas ideas sencillas incluyen:
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- Lectura compartida: leer un cuento o un libro por capítulos antes de dormir.
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- Juegos en familia: desde juegos de mesa hasta actividades al aire libre, que promuevan la cooperación y la diversión.
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- Cocinar: preparar una receta sencilla como hacer galletas o ayudar a hacer la cena, fortalece la comunicación y enseña trabajo en equipo.
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- Actividades manuales: dibujar, pintar, armar rompecabezas o inventar historias despierta la imaginación.
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- Conversaciones sin pantallas: dedicar unos minutos diarios para hablar de cómo estuvo el día, escuchando activamente.
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- Deporte y movimiento: salir a caminar o practicar algún deporte en conjunto.
Cuando los hijos sienten que sus padres están presentes y disponibles, desarrollan mayor confianza en sí mismos y en el mundo que los rodea (Máñez,et al). Así que, el tiempo de calidad fortalece los lazos familiares, brinda seguridad emocional y fomenta las habilidades sociales lo que es indispensable para crecer con equilibrio, por lo tanto, este tiempo de calidad es una inversión en su felicidad presente y en la solidez de su futuro.