Poner en una hoja en blanco bien sea física y/o en el computador, un tema tan álgido como lo dicen los términos que encabezan el artículo, nos hace tomar en consideración muy fina, que representa cada uno de ellos: CORRUPCIÓN ES SINÓNIMO DE PUTREFACCIÓN.

CÍVICA ES SINÓNIMO DE CIVISMO, CELO POR LA PATRIA.

Partiendo de estos significados, vemos a las claras que son totalmente opuestos, pudiéndose llegar a una conclusión de gran sencillez, pero que permite decir que SI somos cívicos en alguna forma, no es permisible que tengamos opción de pertenecer a algo llamado corruptela.

Hoy infortunadamente es el cuadro que estamos palpando, no solo en lo referente a lo gubernamental, sino que lo sentimos en lo que es normal en las actividades ciudadanas. Es así como vemos que las empresas en general, lo primero que se ve es empleados corruptos, los cuales han creado una serie de mañas para el manejo de los presupuestos y presentar cuadros confiables de una contabilidad plagada de sinfín de vicios, muy bien camuflados, para decir que todo está bien.

Es doloroso que la mentira, el engaño, el dolo y otros más factores de este tipo están presentes en los negocios, en las ventas, en el comercio, y que todo ello contribuya a que la pobreza se enriquezca con estos números ficticios, que mentalidades ya muy acostumbradas de erosionar y a robar con una elegancia casi diabólica, a quienes quieren construir empresas, se ven por doquier.

Corrupción es falta de honradez, honestidad y lealtad hacia quienes quieren trabajar en pro de un progreso necesario para las familias, la sociedad y las comunidades en general, que luchan por tener un ambiente sano, libre de tristes condiciones de ignorancia, inopia física y moral, que teniendo a su vez contra ellos, a estos enemigos tan refinados que tiene esta forma tan desaforada de quitar bienes, que son producto de trabajos necesarios para que haya solvencia económica y de paz, en los diferentes estamentos donde se labora con los recursos que hay, para tener emprendimientos, pequeños pero lucrativos modos de producir el dinero que permita atender gastos, inversiones, y aún ahorros para un posible plan de contingencia ante enfermedades, fallecimientos y accidentes inesperados, es lo que NO hay, ni buscándolos con lupa.

El civismo que es transversalidad a todo lo que toque con los ciudadanos, protagonistas precisamente de estos infames comportamientos, está tocando a la puerta de las almas sufrientes de estas malas costumbres, que miren que quienes están así obrando, son los primeros en ser dañados, y con ello a los que más quieren, ya que su condena social y jurídica afecta sin contemplación a sus entornos 

¿Solución a la vista? Si la hay, pero primero hay que definir si los corazones que tenemos quieren reconsiderar estos reprochables actos de conducta y sociabilidad, que al momento son la cátedra en los lugares que menos se piensa que hay corrupción. Detectar que si el barco terrenal en que navegamos está a punto de ir a naufragar, decidir hacer el manejo de los salvavidas que nos saquen de las turbulentas aguas que hoy nos rodean, y mirar hacia quien nos regale el don preciado de vivir incorruptibles, y es ese Ser Divino y perfecto llamado Dios y no religión, al que se le puede decir que es la perfección y la virtud en pasta, que cambia el corazón necio y corroído por uno donde reine el amor y la grandeza de vivir en tierra como ciudadanos del cielo, aunque todavía tengamos que habitar en cuerpos que serán putrefactos materialmente, pero la redención la tenemos a un clip de tornar la mirada hacia lo Alto.

No es predicación, ni pastoreo, es consideración a la visión nublosa de lo que entre nosotros se llama existencia, y que pareciera que nos estamos quedando ciegos ante la triste realidad, del olvido de principios de civilidad y espiritualidad.

Con ustedes, Amparo Bustamante Osorio, periodista conceptual e independiente.