Por: César Augusto Bautista Escobar
Evaluar las condiciones que ofrece una ciudad para garantizar que toda su población tenga accesibilidad al medio físico, sin importar edad, género o condición física, conlleva al uso de dos expresiones con diferente alcance: ciudad incluyente, cuando la ciudad realiza procesos y esfuerzos a través de políticas, inversiones y gestiones para garantizar que nadie esté impedido de acceder al espacio público, o privado de uso común; ciudad inclusiva, cuando muestra como resultado final que todas las personas cuentan con entornos accesibles, equitativos y sin barreras.
Precisar qué tan incluyente o inclusiva es hoy la cabecera municipal de Santa Rosa de Cabal parte de tener presente, el proceso de acelerado envejecimiento de la población, la población en condiciones de discapacidad, estimada en más de 3.600 personas al 2022; el alto flujo de turismo de diferentes edades y, finalmente, el contexto urbano de topografía pendiente y acelerado crecimiento.
Esta ciudad presenta situaciones adversas a la inclusión y, con mayor razón, a la inclusividad: andenes llenos de trampas (abruptos desniveles y multitud de huecos, numerosos barrios sin andenes ni vías pavimentadas; medios de transporte masivo obsoleto y no ergonómico; concentración de servicios educativos y públicos;
parques y equipamientos recreativos deficientes, Plan de Ordenamiento Territorial con más de 25 años de desactualización. Justo es reconocer algunos pequeños avances: casa de la inclusión, rampas de acceso a locales comerciales en zona turística certificada, franjas podotáctiles en pocos andenes, algunos semáforos peatonales, señalización vial básica, urbanismo táctico en la zona central, y algunas débiles propuestas en el actual plan de desarrollo.
Construir una ciudad incluyente e inclusiva debe ser un compromiso tripartito: sector y gestión pública (obligaciones del Estado): vías, andenes, parques, plazas. transporte público, hospitales, colegios, museos, rampas, franjas podotáctiles, ascensores y escaleras eléctricas en espacios públicos); privado de uso colectivo
(regulado por el Estado): centros comerciales, bancos, restaurantes, clínicas, universidades, teatros, estadios, todos dotados de rampas, ascensores con braille, baños adaptados, puertas automáticas, espacios para sillas de ruedas; privado residencial (uso restringido, con estándares mínimos): conjuntos residenciales, edificios de apartamentos, viviendas VIS/VIP con accesos con rampas, ascensores, parqueaderos reservados, señalización visible y adaptable.
La Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006) y en Colombia (Ley 1618 de 2013), entre otras normas, buscan garantizar la accesibilidad en espacios públicos y privados de uso colectivo para todos.
En síntesis, hablar de ciudad inclusiva es hablar de un derecho colectivo y de la responsabilidad compartida entre Estado, sector privado y ciudadanos para garantizar que nadie quede excluido para acceder a los bienes colectivos urbanos.
Reconocimiento de ciudad incluyente o inclusiva
CIUDADES INCLUYENTES (Procesos de mejoramiento) | CIUDADES INCLUSIVAS |
Planificación territorial con normas en el POT para urbanismo y construcciones accesibles | Accesibilidad universal en transporte, espacio público y edificaciones (públicas y privadas) |
Inversión para mejoramiento integral de barrios (vías, andenes, equipamientos, parques) | Equidad social y territorial, sin barrios marginados ni servicios desiguales. |
Transporte público incluyente: paraderos y acceso adecuado, vehículos con diseño ergonómico, señalización sonora y táctil. | Participación ciudadana: mujeres, jóvenes, comunidades étnicas, personas con discapacidad y migrantes. |
Espacios públicos para todos: juegos inclusivos, senderos accesibles, baños universales para población en condición de discapacidad | Vivienda adecuada y asequible para todos |
Comunicación accesible: braille, lengua de señas, lenguaje sencillo. | Seguridad y convivencia en entornos libres de violencia y discriminación. |
Articulación interinstitucional: Estado, privados, sociedad civil y cooperación internacional. | Sostenibilidad ambiental y resiliencia al cambio climático. |
Participación ciudadana efectiva en planificación y ejecución de proyectos de desarrollo | Diversidad cultural y de género respetada y valorada. |
Fuente: ONU-Hábitat, Banco Mundial, CEPAL, BID