Por: Carlos Garzón | Especial para EL FARO
Debe empezarse por decir que, según el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua, ambas formas del término «santarrosanidad» son una construcción con el sufijo de origen latino -dad, cuyo uso da origen a sustantivos abstractos de cualidad formados a partir de adjetivos o de sustantivos de origen latino, dando como ejemplos, entre otros, artificialidad «cualidad de artificial o de artificio» vistosidad… vecindad, calidad de vecino «adjetivo o sustantivo», hermandad o crueldad…
Sin embargo, para el caso de la “calidad o cualidad de ser -santarrosano–a-, o como un atributo o relación con Santa Rosa «en este caso de Cabal»”, uno de los términos del título de este artículo está bien construido y el otro no, o lo que es lo mismo, uno está bien usado y el otro mal, lo que conlleva a que haya una duda generalizada en el uso de uno u otro, lo cual, valga decir, no debe hacerse indistinta ni libremente, es decir, que sea correcto usar cualquiera de los dos, pues este máximo ente rector del idioma dispone que el sufijo mencionado puede también adoptar las variantes -edad o -idad, o -eidad, dependiendo del adjetivo al que se une, y establece claramente las reglas o bases para su construcción.
Entonces, ¿cuál es el correcto?, desde el punto de vista idiomático, ¿santarrosanidad o santarrosaneidad?
La Academia establece que se usa la variante -idad cuando se formen sustantivos con cualquier adjetivo de más de dos sílabas, como alcalinidad, de alcalino, confidencialidad o aromaticidad. Igualmente, determina que se usa -eidad cuando los adjetivos, bisílabos o no, terminen en -eo, como heterogeneidad, de heterogéneo, espontaneidad o simultaneidad.
Así las cosas, lo primero es precisar que “santarrosano” «cuya forma correcta es pegado, con doble r y en minúscula», es, además de nuestro gentilicio, un adjetivo terminado en una vocal «o–a». Por lo tanto, la construcción correcta, o la forma culta es santarrosanidad, y no la otra, pues la primera cumple con todos los cánones que establece la RAE, y la segunda supondría que fuéramos, libres de cualquier absurdo debate de inclusión o de género, santarrosaneos.
Ojalá, la próxima vez que usemos esta construcción, principalmente por parte de medios de comunicación y, muy especialmente por autoridades oficiales o civiles, llamados todos a dar el ejemplo de su buen uso, y nos aseguremos de referirnos con el término adecuado y culto y que en adelante no suceda, sin importar que santarrosaneidad suene más sofisticado o estrambótico; o para no vernos obligados, por ejemplo, a usar un sustituto que descreste menos, como cabalidad «que no cabaleidad», término mucho menos poético que el que nos ocupa, y más prieto y corriente para nominar y significar este noble y sentido sentimiento de ser parte de un municipio tan único como el nuestro.
Fuente para ampliar consulta: https://www.rae.es/dpd/-dad



