Por: Ricardo Quiceno Londoño | Analista Contable| Eficaz Mente Asesorías
En el mundo empresarial actual, la cultura organizacional es uno de los factores más determinantes para el éxito de una empresa y la salud mental de sus colaboradores; ya que se tienen un conjunto de valores, creencias, normas y comportamientos que guían la forma en que los miembros trabajan y se relacionan para así afrontar obstáculos a la hora de tomar decisiones estratégicas.
Desde la contaduría pública y las finanzas, este tema ha ido adquiriendo una relevancia especial, debido a que los contadores son los encargados de reflejar la realidad económica de una organización con veracidad, ética y responsabilidad, ayudando así a generar una cultura sólida que influya directamente en la calidad del trabajo contable, rendimiento económico y en la confianza que la empresa proyecta hacia el exterior.
Habiendo ya explicado en que se basa la cultura organizacional y cómo se correlaciona con la contaduría pública, las finanzas y la salud mental, desde una opinión objetiva, se puede deducir que la cultura organizacional es el corazón del ejercicio contable y financiero, por lo cual hoy en día no solo basta con que un contador conozca las normas o domine la técnica; también necesita estar inmerso en una cultura empresarial que valore la transparencia, la honestidad y la rendición de cuentas.
Si una empresa promueve la ética como principio fundamental, sus contadores y colaboradores en general actuarán con integridad; pero si la cultura normaliza la improvisación o la manipulación de cifras, el riesgo de errores y fraudes aumenta.
Un destacado autor define la cultura organizacional como un conjunto de supuestos básicos que un grupo aprende para enfrentar sus problemas de adaptación externa e integración interna, por lo cual si integramos esto a la contaduría pública y prácticas financieras, se traducirá en los valores compartidos por el equipo contable y financiero para garantizar que los registros reflejen la verdad y no los intereses personales. (Edgar Schein ,1985).
Por su parte, Idalberto Chiavenato (2009) señala que la cultura influye en la forma en que los empleados piensan, sienten y actúan, lo cual es evidente en el trabajo contable y financiero, donde la disciplina, la confidencialidad y la precisión son esenciales.
Una cultura sólida genera contadores y colaboradores responsables y comprometidos; una cultura débil genera errores, conflictos y desconfianza.
En la práctica, la cultura organizacional se refleja en los pequeños detalles del día a día: la manera de revisar los comprobantes, la puntualidad en los cierres, la comunicación entre compañeros y el respeto por los principios contables y financieros.
Un ejemplo que abarca todo lo anterior sería, el momento en que una empresa incentiva la revisión constante y la capacitación en nuevas normas internacionales (NIIF) demostrando una cultura de mejora continua, lo cual no solo fortalece la competencia técnica del contador, sino también su sentido de pertenencia y orgullo profesional
En conclusión, la cultura organizacional, la salud mental y la contaduría están estrechamente relacionadas, ya que una buena base de valores impulsa la ética, la precisión y el profesionalismo; mientras que por otro lado, una mala cultura puede poner en riesgo la reputación y estabilidad de una empresa, por lo cual el verdadero reto está en construir ambientes empresariales u organizacionales donde el contador y los colaboradores se sientan valorados, apoyados y conscientes de su papel social.



