La Navidad es, sin duda, una de las fechas más esperadas del año por la mayoría de las personas, un tiempo de unión, amor y de compartir. Esta hermosa tradición que celebramos en el último mes del año nos invita a una profunda reflexión sobre lo que es verdaderamente valioso en nuestras vidas.

El verdadero sentido de la Navidad reside en el tiempo para compartir con los que más queremos, disfrutando de aquello que, en realidad, no tiene precio: la familia. Es el momento perfecto para un abrazo sincero, una conversación alrededor de la mesa o una cena compartida llena de risas.

En este tiempo, lo material es irrelevante. El enfoque debe estar en ofrecer tiempo de calidad, especialmente a nuestros hijos. 

A menudo, como adultos, nos preocupamos por suplir con lo material a los niños en esta fecha, olvidando su mundo interior. Los niños viven desde la emocionalidad, el juego simbólico, la fantasía y la creatividad.

Más allá de los regalos, lo que ellos atesorarán y recordarán con más cariño son esos momentos memorables de conexión y presencia que les dedicamos.

Recordemos que no hay una única forma de vivir la navidad, pero lo esencial es que sea prioridad el amor, la diversión y la conexión.

¡Felices fiestas!