“Cosmoexistencias”.
Técnica: Mixta sobre papel (Sangre, acrílico, vinilo, óleo, acuarela, marcadores)
De origen campesino, ribereña. Madre de Tomás y Lorenzo, escuelas permanentes de su vida. Nació en Patio de Brujas y se crío en Morro Azul y el Club Mache, veredas de Caldas. Se siente orgullosa de su linaje femenino de: parteras, chamanas y curanderas. Desde niña aprendió a ganarse la vida, pero nunca a tragarse las lágrimas. Es solidaria, valiente, también visceral, contradictoria y existencial.
Recuerda que siempre ha pintado, con lo que estuviera a su alcance: plantas, resinas, barro, alimentos y sangre menstrual. Pintar le alivia, le pone a salvo de la vida y de la muerte. Sus pinturas nacen justo de sus fragilidades, nostalgias y tristezas. Solo en estos estados aparece el impulso por el pincel y la hoja en blanco.
Pinta mujeres desnudas, que fusiona con plantas, hongos, líquenes y sobre todo animales. Quizás porque creció escuchando sentencias que zoologizaban a la mujer, para ofenderla: “Son perras, mulas, ratas, chuchas (zarigüeyas)”, lo que por el contrario le generaba una fascinación. sentía que debía ser una cosa maravillosa ser animal y también algo humana.
Pintar le permite desobedecer a las expectativas, transgredir formas, espacios, tiempos y a la lógica de lo que debe ser o tiene que ser. Pintar, sin más intención que pintar, dejando hablar la matriz, las vísceras, el corazón y la memoria de otras vidas. Pintar para ella, es habitar una vida en otra, que deja suceder, entregándose a la contingencia, reconociendo el caos mágico. Por eso, para ella, sus pinturas son intuitivas y pertenecen a una dimensión espiritual. Ha participado en las ilustraciones de los libros de poesía: Micelio Narrativas de Tierras Invisibles, Urdimbre Poética, Donde mi Alma Aflora y en la tesis: No toda maternidad es un campo en primavera. También, el pasado mes de abril, hizo parte de la exposición “El retorno de la Diosa: Arte desde la matriz”.
