DIVÁN LÍRICO
JULIO CÉSAR AGUDELO GARCÍA
Por: Lida María Galeano Sierra
En un mundo donde el paladar no solo experimenta la palabra, sino las notas infinitas de los sabores, un chef de profesión, se atreve a maravillarnos con su inspiración que cuece sentimientos de amor, desdén, romance y olvido. Con ingredientes tan propios como la tristeza, la distancia, la remembranza de cosas que fueron y se perdieron en las tinieblas de la indiferencia y al compás del piano con arreglos de Richard Clayderman “Amor se escribe con A”; nuestro invitado, Julio Cesar Agudelo escribió sobre papel de parva, cual, si fuese receta; poesía de un conflicto de pareja que para bien o mal sazonó el sentir de un día que trascendió a la historia, con letras que lejos de ser de sopa, fueron de asombro e incertidumbre.
Los amores platónicos no se sirven en un plato. Se consumen en cucharadas de frases de ilusión que no pasan de ser imaginarias notas muertas.
Disfrutad pues vuestro banquete.
ESTARÁS PRESENTE
Estás de nuevo aquí presente como cada día, como cada hora, como cada instante.
Tu imagen va flotando en el aire como aquella ave, como aquella nube,
pero qué ironía…, al fin y al cabo, tan distantes.
Cuántas veces en mi lecho las horas pasan y pasan,
y todos tus recuerdos se proyectan simultáneamente aquí en mi mente.
Estarás presente con la cercanía del recuerdo,
con la victoria de la lucha,
con la certeza de la entrega,
cuántas veces en mi lecho las horas pasan y pasan.
NO QUISIERA
No quisiera interrumpir tus sueños, pero me gustaría ser parte de ellos.
No quisiera coartar tu libertad, pero me gustaría aprisionarte en mil abrazos.
No quisiera dejarte ir, pero tengo que respetar tus espacios.
No quisiera decir cuánto te amo, pero mis ojos me delatan.
No quisiera amarte tanto,
pero es que solo tú le das sentido a mí vivir.
No quisiera sufrir tu ausencia,
pero nada consigue reemplazarte.
No quisiera estar triste cuando no te tengo,
pero es que solo la luz de tu mirada reafirma mi existencia.
Y así…, entre tantos no quiero, sé que te quiero,
pero no quiero perderte.
NO TEMAS A LA VIDA
No temas a la vida,
que perenne crece la yerba, aunque muchos la pisen.
Deja que tus lágrimas asomen
ya que ellas son cual brisa que refrescará tu alma.
Eres peregrino de un camino que tú no trazaste,
pero tú puedes cambiarlo, por esto deja el ayer como recuerdo,
el hoy como enseñanza y el futuro como esperanza.
Piensa que en el fortuito cambiar del tiempo todo queda atrás,
llorar el desengaño es de espíritus sinceros,
aprender del fallo es de hombre sabios,
ilusionarse de nuevo…., es empezar a vivir…!
Sabrás qué bello es amar,
darse por entero,
más si no te amaran
retírate a tiempo,
ya que el amor es símbolo de Dios
por lo tanto, noble y altruista,
que nunca, nunca sea tarima,
por donde otros caminen.
Doblega tu orgullo evitando ser soberbio,
ya que la soberbia es de espíritus inferiores,
y ésta a su vez como el ancla
siempre tira al fondo.
Saborea el dolor con entereza, no en vano existe,
ya que él es la señal de advertencia
en el cuerpo enfermo
y el alma doliente.
Por todo esto no temas a la vida,
que perenne crece la yerba, aunque muchos la pisen,
y si hoy tu corazón está herido,
muchos afectos quisieran curarte.
DESVARÍOS
Son Miles de interrogantes en mi confuso sentir…,
con mis sentimientos dispersos como hojas al viento,
en un remolino de incertidumbre…,
sin una luz que me alumbre en mi obligada oscuridad.
Caminando caminando lentamente voy buscando y perdiendo la razón.
Por esto si alguna de éstas noches ves mi cuerpo confuso,
retorciéndose epilépticamente entre música estridente y mundana…,
no reiréis ni juzgareis porque habréis aprendido para entonces
que cada quien busca su luz,
que cada quien tiene su historia,
que cada quien tiene su propia oscuridad.
Caminando caminando…, lentamente voy buscando y perdiendo la razón.