Opinión

CHIMPANCICIDIO

El ser humano, sinónimo de extinción.

Por: Ramiro Osorio Jaramillo

Toda acción que parte de la premisa de ayudar a nuestros semejantes tiene implícita la vocación sagrada de conducir al mejoramiento de la sociedad. Pero no solo el ser humano como amo y dueño de la creación merece un trato especial y digno, sino todos los seres que conforman el universo deben contar con la buena voluntad del único poseedor de inteligencia y capacidad para comunicarse por medio del lenguaje y de valorar cada uno de sus actos.


Al consolidarse el hombre un ser superior aquí en la tierra todos los reinos de la naturaleza toman la fuerza que infunde la vida para cumplir con su proyecto. No importa incluso si se trata de simples objetos inanimados como los minerales, por ejemplo, porque los organismos vivos requieren de ellos para metabolizar los procesos alimenticios, por los tanto ellos también tienen su propia dinámica y su objetivo específico en cuanto al uso que el hombre es su creatividad les asigne para beneficiarse con el mejoramiento continuo del paisaje antrópico que lo conduzca al buen vivir.


Si esto es lo que ocurre con seres inertes que se pueden utilizar tanto para el bien como para el mal, es necesario racionalizar su uso debido a que son recursos naturales no renovables; qué podemos decir de la relación e interacción permanentes con la gran mayoría de los individuos del fabuloso reino animal, donde las manifestaciones de la divinidad son constantes: la maternidad, la supervivencia, las formas instintivas de comunicarse y agruparse, la misma constitución de la cadena alimenticia. Expresiones naturales cargadas de perfección. Un incesante canto equilibrado al son de los arpegios del universo. Todo diseñado para que el hombre disfrute sabiamente de estas bondades.


Desgraciadamente el ser humano en pos del poder que brinda el dinero ha hecho de la naturaleza un objeto de lucro, más que de bienestar.


En esta búsqueda de riqueza, los tres reinos de la tierra han sido tomados, explorados, explotados sin clemencia. Desertificación, minería intensiva, el uso y abuso impúdico de los animales, están condicionando al hombre a su propia extinción. El calentamiento global, el cambio climático, amenaza todas las especies, incluyendo la humana.


El planeta retomará lo perdido y los humanos seremos hallazgos arqueológicos quizás para los nuevos nuevos conquistadores interplanetarios. El apocalipsis se está cumpliendo.


El sacrificio innecesario de los dos chimpancés del Bioparque Ukumai de la ciudad de Pereira, cautivos desde pequeños en un famoso circo y luego “rescatados” por este zoológico y su cruel e inesperado sacrificio son una fiel muestra de la crueldad de la raza humana.

Civilización equivalente al final del mundo. Una sociedad mentalmente enferma, es el axioma.

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